A justo una semana de la noche de brujas (le llaméis Samaín o Halloween) queremos dedicar unas líneas a reivindicar la historia de otras «hechiceras»: el temible (y único) escuadrón de mujeres piloto que combatió por la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Muchas estudiaban física, astronomía, geografía, matemáticas o química en la universidad. Todas eran voluntarias y, en su mayoría, adolescentes. Fueron las “brujas de la noche” y no debemos permitir que sus nombres sean borrados de la Historia.
Un poquito de contexto
En junio de 1941 la Unión Soviética fue invadida por la Alemania nazi bajo el nombre en clave de “Operación Barbarroja”. La situación era desesperada y ante la abrumadora superioridad de los alemanes por tierra y aire, Stalin decretó una orden para que las mujeres se incorporaran a la guerra.
Más de un millón de mujeres se alistaron como francotiradoras, zapadoras y conductoras de tanques. ¿Y aviadoras?
Durante la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra aceptó a más de 160 mujeres que se encargaban de trasladar aviones desde las fabricas a las bases o puertos, transportar cargas o remolcar blancos para las prácticas de tiro. El ejército estadounidense incluyó en sus filas a casi mil mujeres con tareas similares. Fue solo la URSS la que incluyó a las mujeres en unidades de combate.
Marina Raskova, la heroína de las brujas de la noche
Fue una mujer, Marina Raskova, la que se convertiría en la clave de la formación del escuadrón.
Marina Raskova había sido la primera mujer en la URSS en conseguir el diploma de piloto profesional, y consiguió batir el récord de larga distancia de vuelo sin escalas. El viaje fue muy accidentado y tuvo que saltar en paracaídas antes del aterrizaje de emergencia, por lo que pasó 10 días en la Taiga siberiana sola, sin comida ni apenas agua, buscando el avión.
A esas alturas ya era una heroína en la Unión Soviética y Stalin era admirador suyo, así que ella le propuso la idea de formar un regimiento especial de aviación compuesto sólo por mujeres y finalmente accedió. Se crearon tres regimientos femeninos de combate aéreo: la división 586, la división 587 y, la más famosa de todas, el regimiento 588 de Bombardeo Nocturno.
Se reclutaron 115 mujeres voluntarias de entre 17 y 22 años, que en solo seis meses recibieron un entrenamiento intensivo en técnicas de combate, pilotaje y supervivencia que normalmente duraba año y medio.
Y ¿Por qué lo de “brujas de la noche”?
Pilotaban biplanos de los años veinte dedicados a tareas de fumigación y entrenamiento. Aviones construidos de madera y lona, sin radio ni paracaídas, que tenían capacidad para dos bombas (que en algunas ocasiones debían tirarlas a mano).
Debido a su lentitud, volaban tan bajo como para hacerlo entre bosques donde los cazas alemanes no podían acceder. Debido a su escasa capacidad de carga, cuando se acercaban al objetivo paraban motores y planeaban hasta llegar al objetivo, lanzaban las bombas y volvían a encenderlos para salir de allí.
De noche, el motor apagado producía un efecto psicológico terrorífico en los campamentos nazis: El silbido del viento al rozar la estructura del avión parecía el ruido de una escoba voladora. La ideología de los líderes nazis siempre estuvo salpicada por el esoterismo y la magia, así que empezaron a apodarlas Nachthexen (brujas de la noche).
Los alemanes estaban tan alucinados de la habilidad de las brujas nocturnas, que difundieron el rumor de que el gobierno soviético mejoraba la visión de las mujeres con una medicina experimental para darles una especie de visión nocturna felina.
Oh, sorpresa: escepticismo y machismo
Para la Fuerza Aérea del Ejército Rojo eran algo secundario, un exasperante espectáculo feminista.
En su obra (recomendadísima) Las brujas de la noche (Pasado y Presente), la investigadora rusa Lyuba Vinogradova aporta los testimonios directos y detalles íntimos: “Al principio, los hombres se reían de nosotras. Luego, sin embargo, vieron cómo volábamos y los hombres del regimiento de bombarderos nocturnos empezaron a llamarnos ‘hermanas’, y los de infantería nos decían ‘criaturas celestiales’.
Lo cierto es que tuvieron un papel de primer orden en la batalla del Cáucaso, en las liberaciones de Crimea, de la península de Taman, de Bielorrusia, de Polonia y en la batalla final de Alemania. Además de jugar un papel importantísimo a la hora de levantar el ánimo durante lo más duro de la contienda.
Animosa y Las brujas de la noche
Os hablamos de ellas hace tiempo en nuestras redes y las habéis visto protagonizando una serie de prendas en nuestra nueva colección. En ellas aparece el nombre de Marina Raskova, en homenaje y reconocimiento expreso a su valor y heroísmo, y 1941, el año en el consiguió su objetivo: la creación de tres Regimientos aéreos compuestos únicamente por mujeres.
Con tachuelas en los hombros, y con las estrellas del diseño formadas por pequeños apliques. Míralo bien. No nos digas que no es el vestido de una auténtica líder.
Cuéntanos, ¿conocías la historia? ¿Qué te parecen nuestras prendas inspiradas en ellas?