Ya está aquí septiembre y, con él, ese principio de curso que, para muchas, es cada año un nuevo comienzo. El momento de hacernos buenos propósitos, de volver al gimnasio, comer más sano, dejar de fumar, leer más, apuntarnos a inglés, pintura o yoga. No sabemos si en octubre esos objetivos seguirán en pie o los estaremos apuntando como objetivos de cara a enero, así que… desde Animosa queremos proponeros otros diez que estamos seguras de que a todas nos encantará cumplir: los diez propósitos feministas para un curso muy girl power.
1. Dedicar tiempo a la persona más importante de mi vida: yo
Sobre nosotras recaen toneladas de responsabilidades en el día a día. Seguimos siendo las principales responsables del trabajo doméstico y de cuidados, pero también somos profesionales que pasamos muchas horas en la oficina. A veces nos sobrecargan otros y a veces lo hacemos nosotras mismas. ¿Qué mejor propósito para este curso que dedicarnos tiempo a nosotras? Cada una a su manera, como más feliz nos haga. Un baño relajante con el móvil apagado, un paseo por la montaña, un día de compras sin pensar en nada más… ¡Vamos a por ello!
2. Impulsar la creatividad femenina
Estamos rodeadas de creatividad femenina. De mujeres fantásticas que diseñan, pintan, componen, escriben, bailan, cantan… Pero sabemos que todavía es más difícil para ellas conseguir el éxito, que da la sensación de que tienen que demostrar un puntito más por el hecho de ser mujeres. Apoyémoslas. No solo haremos que las cosas sean más justas… ¡es que lo disfrutaremos a lo grande!
3. Buscar el único estándar de belleza que existe: el nuestro
Cada día nos bombardean con el canon de belleza establecido. Y pocas de nosotras estamos cerca de él. Seguro que estos días muchas estamos planeando dietas o sesiones de gimnasio para deshacernos de esas cartucheras que nos han dicho alguna vez que son demasiado grandes o para intentar que nuestros cuerpos se parezcan más a los que salen por la tele. No olvidemos que cada una somos únicas. Dediquemos más tiempo a pensar en lo que nos gusta de nosotras. Y si nos apetece más hacer taichi que tonificar brazos, ¡a por ello!
4. No juzgar a otras mujeres por el hecho de serlo
Aún nos pasa. Incluso a las que estamos muy comprometidas… a veces se nos escapa. Y criticar es libre, claro que sí; no muy positivo, pero libre, al fin y al cabo. Pero cuando juzgamos a una mujer por algo por lo que nunca juzgaríamos a un hombre… es machismo. Y un buen propósito para este curso sería dejar de hacerlo.
5. Hablar más de feminismo
Y no nos referimos a dar un mitin cada vez que nos reunamos delante de unas cañas con amigos. No. Pero introducir la igualdad en nuestras conversaciones es enriquecedor. Recordar a quien no se haya enterado aún que el feminismo no es más que igualdad. Educar a las niñas de nuestras vidas en el reconocimiento a las grandes mujeres de la historia. Incluir a los hombres en esas conversaciones para que lo entiendan mejor. Todos saldremos enriquecidos… y empoderados.
6. Apoyar a las mujeres profesionales de nuestro entorno
Las mujeres emprendedoras aún son clara minoría. Pero seguro que todas conocemos a unas cuantas en nuestro entorno. Las que se han puesto el mundo por montera y se han lanzado a emprender un negocio. Las mujeres empresarias tienden a contratar más mujeres y así, tal vez, algún día lleguemos a conseguir la igualdad laboral. ¿Tenemos ya en mente esa lista de negocios dirigidos por mujeres a los que apoyaremos?
7. Alzar la voz
Y eso no significa ser desagradables, ni bordes ni lanzarnos a las calles (o sí, si nos apetece). Pero alzar la voz en el ámbito privado es casi más importante que de forma pública. Seguro que todas tenemos cerca algún amigo que aún se cree gracioso con chistes machistas. O que defiende ideas tirando a infames en cenas familiares. Y solemos mordernos la lengua para «no liarla». Uno de nuestros buenos propósitos feministas sería afear estos comportamientos. Que nadie se sienta cómodo si va a decir algo insultante para las mujeres delante de nosotras.
8. Pasar más tiempo con las mujeres de nuestra vida
Madres, hermanas, amigas, hijas, sobrinas, primas… Todas nos hacen muy felices cuando nos rodeamos de ellas. Nos sentimos arropadas, comprendidas y, además, nos lo pasamos bomba. Pero no siempre tenemos tiempo para ellas. Busquémoslo. Echémosle una mano a esa amiga que sabemos que nos necesita. Recurramos a ellas cuando necesitamos apoyo. Y divirtámonos. Sobre todo eso, que la sonrisa siempre es el mejor complemento.
9. Desaprender lo subliminal
Hay muchas actitudes que tenemos interiorizadas y a veces se nos olvida que son estructuras mentales que nos restan mucho empoderamiento. Como cuando nos vamos de compras con una amiga y le preguntamos si ha dejado a su marido de niñero. O cuando le preguntamos a esa prima que se casó hace dos años que los niños para cuándo. O cuando conocemos a una mujer y el primer comentario que se nos viene a la cabeza es que es muy guapa. Es subliminal. No hace daño a nadie directamente. Pero es muy poquito empoderador.
10. Presumir de lo que somos
Porque, seamos sinceras…, somos la caña. Hemos conseguido cosas con las que ni podían soñar las generaciones anteriores. Cuando nos reunimos el sonido más habitual son las carcajadas. Cada día conocemos a más mujeres pioneras de las que sentirnos orgullosas. Es posible que muchas de nosotras ni siquiera necesitemos muchos de estos propósitos feministas porque ya los tenemos muy claros en nuestro día a día. Y esa es una buena noticia. Pronto lo único que tendremos que proponernos será lo de apuntarnos a inglés porque todo esto… lo tendremos más que dominado.