El mundo del mar ha sido históricamente liderado por hombres piratas, capitanes, pescadores, marineros…Todos ellos forman parte del imaginario colectivo que creamos desde la infancia sobre qué personas dedican su vida al océano. Pero, ¿qué pasa con las mujeres del mar? ¿No hubo mujeres pirata o capitanas? ¿Y qué pasa en la actualidad?
Cuentan que para las personas que pasan tiempo en un barco, ver golondrinas es sinónimo de volver a casa. Sobre esa premisa creamos toda una línea de prendas en nuestra nueva colección, y nuestra intención fue reivindicar que las mujeres tuvieron y tienen un papel activo en la historia del mar. Siempre ha habido mujeres que se lanzaron a los mares, ya fuera por el sustento, la protección de su país, el amor o la venganza. Te vamos a hacer una pequeña selección, pero recoge de este post que hubo muchas, muchas más. Biólogas, científicas, investigadoras, buzas, patronas de barco… Hablemos de las mujeres del mar.
Las mujeres del mar…y la “mala suerte”
Según la superstición marinera, las mujeres daban mala suerte a bordo. Se tenía la creencia que si había mujeres en un barco, eso enfurecería a los dioses provocando violentas tormentas, olas o cualquier tipo de desgracias. Según opiniones más prosaicas, las mujeres eran simplemente temidas como una distracción para los marineros que podía llevar a la discordia. El caso es que durante gran parte de la historia, que una mujer formara parte de la tripulación iba, sencillamente, en contra de la ley.

La historia de Jeanne Baret
Jeanne Baret fue una botánica francesa y la primera mujer en circunnavegar los océanos, mucho antes de que la oceanografía existiese como una ciencia. Trabajaba como ayudante del científico Philibert Commerson, que fue llamado a participar en la primera expedición francesa que daría la vuelta al mundo. Sabía que necesitaba a Jeanne para esta aventura, pero en aquel momento era ilegal que una mujer participara en un viaje de esas características. Para poder subirse al barco, Baret se vistió de hombre y se presentó en el barco como Jean Baré, un joven anónimo que deseaba unirse a la expedición y Commerson lo contrató como ayudante.
Jeanne participaba en todas las excursiones en tierra. Algunas muy peligrosas, como en Río de Janeiro, donde unos nativos asesinaron a varios miembros de la tripulación. Y otras muy exigentes, en terrenos tan inhóspitos como la Patagonia, cargando ejemplares de plantas durante kilómetros. Pero además del trabajo físico, una vez de vuelta en el barco, se encargaba de organizar y catalogar los especímenes.
Jeanne Baret y la buganvilla
El viaje los llevó por puertos tan exóticos para los europeos como Madagascar o Tahití, donde finalmente el engaño fue descubierto y fueron obligados a desembarcar. Baret llegó a París en 1776 con una colección de más de 5 000 especies de plantas, entre ellas la buganvilla. Su contribución a la botánica y el valor de su hazaña fueron tan impresionantes que el gobierno de Francia reconoció su mérito, otorgándole una renta vitalicia como agradecimiento por sus servicios.
Nosotras le hemos dedicado un conjunto de prendas precioso, con la buganvilla como protagonista.

Ellas llevan el timón
Artemisia I de Caria está considerada la primera mujer que fue almirante de una flota de la historia. Fue reina de Halicarnaso y luchó contra las polis griegas en la Segunda Guerra Médica. Ella en persona dirigió sus cinco barcos en las batallas navales de Artemisio y Salamina. Los escritos afirman que era la única líder militar del bando persa y, además de elogiar su iniciativa y su valentía, dejan constancia del respeto que el rey Jerjes I de Persia le profesaba.
La batalla de Salamina
La historia cuenta que la Artemisia, la única mujer entre los comandantes del rey Jerjes, le aconsejó coordinar una ofensiva conjunta terrestre y marítima. El ejército atacaba a la coalición griega fortificada en Corinto, y su flota se posicionaba para atacar a los barcos griegos, que quedarían vulnerables ante la flota persa intacta. Jerjes desechó ese plan, y, en su lugar realizó un ataque a la flota conjunta griega en Salamina.
Artemisia, viéndose acosada y sin posibilidad de escapar, hundió un navío de la flota de Jerjes, de modo que la embarcación griega creyese que era aliada y dejase de perseguirla. Así consiguió escapar hacia las líneas persas, donde, la historia cuenta que Jerjes clamó: «¡Mis hombres se han convertido en mujeres y mis mujeres en hombres!». Si hubiera hecho caso a Artemisia, la historia hubiera seguido otros derroteros.
Si quieres lucir esta historia con orgullo, tenemos una camiseta y un vestido que te van a encantar.

Las mujeres del mar: Piratas
En el siglo XVI tenemos a Grace O’Malley, una auténtica heroína para los irlandeses hasta el día de hoy. Tenía varios barcos y unos 200 hombres a su cargo, y atacaba sobre todo barcos y asentamientos ingleses, alineada con los rebeldes irlandeses. Eso hizo que la reina Isabel I de Inglaterra llegase a poner precio a su cabeza, aunque después ambas mujeres llegaron a tener un encuentro personal y la reina accedió a liberar a su hijo (al que tenían preso) y a devolverle algunas propiedades que le habían quitado. Debió quedar impresionada por la pirata.

Anne Bonny y Mary Read
Quizá la pirata más famosa fue Anne Bonny, que también era irlandesa. En 1718, cuando tenía unos 20 años, Anne se casó con un marinero. Se fue a Nasáu, en Bahamas, que era el epicentro de la piratería en aquellos momentos. Allí dejó al marido para enrolarse en un barco pirata que capitaneaba “Calico Jack”. Anne se metió en el barco haciéndose pasar por un hombre, fue ganándose la confianza de los piratas y asumiendo responsabilidades importantes dentro del barco.
No está muy claro si toda la tripulación llegó a saber y a aceptar que era una mujer, o si siguió travistiéndose y solo el capitán y una pequeña parte de la tripulación conocieron su verdadera identidad.
También por la misma época entró en escena Mary Read. El culebrón es el siguiente: su madre se casó, tuvo un niño, y en muy poco tiempo murieron el marido y el niño, y ella se quedó embarazada de otro hombre, naciendo Mary. Como la suegra (la madre del marido fallecido) pasaba una ayuda económica para su nieto, la madre le hizo creer que Mary era ese nieto. El caso es que la muchacha se acostumbró a hacerse pasar por hombre, y de joven estuvo enrolada en la marina y luego en el ejército británico.
Sirviendo allí, se enamoró de un compañero y se casaron, abandonaron el Ejército y pusieron una taberna. Pero unos años después, su marido murió, y Mary dijo, mira, me vuelvo al mar, se disfrazó de hombre otra vez y se enroló en un barco mercante que, casualidades de la vida, ¡fue apresado por los piratas! Entonces, Mary decidió unirse a ellos y acabó entrando a trabajar en el barco de Calico Jack, donde se hizo amiga de Anne Bonny. Toma salseo pirata.
Las mujeres del mar en la actualidad
El océano, fuente de vida y sustento para millones de personas, ha sido el escenario de muchas mujeres que han dedicado su vida a su conservación. Aunque a menudo invisibilizadas, estas mujeres pioneras, liderando proyectos de investigación, educación y activismo, han transformado la forma en la que hoy entendemos y protegemos los mares.

Sylvia Earle es una destacada bióloga marina, oceanógrafa, exploradora y autora estadounidense, un referente si has estudiado ciencias del mar o similar. A lo largo de su carrera, ha realizado más de 100 expediciones y ha acumulado más de 7.000 horas de inmersión, incluyendo un récord de profundidad en buceo en solitario a 381 metros en 1979. Fue la primera mujer en ocupar el cargo de científica jefe en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. En 1998, la revista Time la nombró «Héroe del Planeta» por su incansable labor en la conservación de los océanos. Vamos, casi nada.
Cristina Zenato ha sido apodada «madre de los tiburones» por su extraordinaria capacidad para conectar con estos animales y su incansable labor en su conservación. Su trabajo ha sido presentado en diversos documentales y programas de televisión, inspirando a una nueva generación de conservacionistas marinos. En su Instagram cuelga fotos increíbles.
Mujeres del mar, ¿Nos embarcamos con ellas?
Queremos reivindicar también, desde nuestra pequeña trinchera, el trabajo de las redeiras. Un oficio practicado en su mayoría por mujeres y que en gran medida permanece olvidado y relegado a un segundo plano en las artes del mar, a pesar de ser una tarea fundamental e imprescindible para el desarrollo de la pesca.
Mujeres del mar. Navegantes, rederas, marineras y piratas… Mujeres excepcionales que navegan contra viento y marea para acabar con la discriminación, contra las supersticiones que decían que daba mala suerte que una mujer fuera en un barco o contra las dificultades de conciliación. ¿Nos embarcamos con ellas?