Mujeres anónimas

Lo sabes. No necesitas que te volvamos a repetir que las mujeres hemos logrado grandes hazañas en todos los ámbitos durante todos los periodos de la historia. Aun y cuando no podíamos por mandatos de género, desafiamos todos los límites y estudiamos, trabajamos, investigamos, inventamos y escribimos la Historia. Podríamos escribir este blog tan solo nombrando a todas las grandes pioneras y nos faltaría espacio. Aunque nuestra colección Anónimas nace de una necesidad mayor, y estamos a las puertas del 8M. Hablemos de todas esas mujeres anónimas a las que no se les permitió poner su nombre por escrito.

Mujeres anónimas bajo seudónimo

Las hermanas Charlotte, Emily y Anne Brontë empezaron su carrera literaria firmando con los nombres de Currer, Ellis y Acton Bell. Escribían sobre temas considerados “inmorales” para la época: romances controvertidos, alcoholismo, violencia… Aunque ya muchos escritores de la época criticaron esas obras por su contenido “depravado”, la reacción hubiera sido mucho más visceral si se hubiera sabido que estaban escritas por tres mujeres (y de «buena familia»).

George Eliot se convirtió en uno de los novelistas ingleses más importantes del siglo XIX junto a Charles Dickens. Solo que George Eliot era, en realidad, Mary Ann Evans. 

Mary Ann Evans fue George Eliot para la historia de la literatura. Taza inspirada en Nannerl Mozart.

La francesa Amantine Dupin utilizó un seudónimo masculino, no para ocultar su verdadera identidad, sino como elemento de rebeldía contra la rigidez de la sociedad de la época y de los roles de género. Amantine fumaba y vestía con ropa masculina a pesar de que en esa época en Francia se requería un permiso especial para hacerlo. Firmaba como George Sand.

Alice Bradley Sheldon firmó sus novelas de ciencia ficción como James Tiptree Jr. “Sentía que un hombre pasaría más desapercibido” explicó en una entrevista, “había tenido demasiadas experiencias en mi vida en ser la primera mujer en una ocupación determinada”. Entre esas experiencias se encontraban su carrera en el Ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial o la posibilidad de incorporarse a la CIA, que ella misma rechazó para estudiar en la universidad.

Alice B. Sheldon retocando una foto | jamestiptreejr.com | Sin restricciones conocidas de derechos de autor

En España, Carmen de Burgos comenzó a trabajar como periodista profesional en el Diario Universal de Madrid en 1903, bajo el seudónimo de Colombine. Y la lista de mujeres anónimas es extensa: Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero), Caterina Albert (Víctor Català), Josefa Codina Umbert (Tirso de Tebas)…

¿Te imaginas cuántas más habrán pasado a la historia con otra identidad, sin que nadie sepa la verdad?

Mujeres anónimas porque sus obras no les fueron atribuidas

Margaret Hawkins Keane fue la autora de unos cuadros muy característicos conocidos como «big eyes», que en la década de los 70 se convirtieron en objeto de culto. Su marido Walter Keane se dedicó a venderlos de forma masiva, y aprovechó que estaban firmados como «Keane» para que el público creyera que el creador era él. Walter amenazó con matar a Margaret y a sus dos hijas si revelaba la autoría. 10 tortuosos años duró el chantaje. En 1965 Margaret se divorció de Walter y ambos reclamaron los derechos sobre los cuadros. Cinco años más tarde Margaret retó a Walter a pintar frente al público en la San Francisco’s Union Square pero él no se presentó. Has visto la historia en una película de Tim Burton, pero es real.

Margaret y Walter Keane en su estudio. Fuente de la imagen: ART MADRID

Pero encuentra un buen abogado en el siglo XVI…

Durante más de 400 años el retrato de Felipe II y otros que se exhiben en el Prado se atribuyeron a diversos pintores de la corte española como Sánchez Coello, pero la realidad es que los pintó la italiana Sofonisba Anguissola. El retrato de Felipe II se pintó en 1565, y tuvo que esperar hasta 1990 para que se hiciera un examen técnico en profundidad que determinara su autoría real.

Mujeres anónimas: Sofonisba Anguissola
Retrato de Felipe II, de Sofonisba Anguissola, atribuido a Sánchez Coello.

El ‘Retrato de anciano con un niño’ estaba atribuido a Tintoretto. Las siglas MR recuperaron del olvido a una artista enterrada bajo la figura del maestro veneciano: su hija Marietta Robusti, La Tintoretta. Todo en ella es leyenda: su nacimiento, su vida y hasta su muerte son un misterio. Lo único cierto era su talento. Durante quince años, no solo ayudaba a su padre, sino que comenzó a crear sus propias pinturas, incluso a dar clases. Su nombre se empezó a mover por la alta sociedad. Maximiliano de Austria, Felipe II o el archiduque Ferdinando la invitaron a ser pintora de la Corte, algo que ella tuvo que rechazar por expresa ‘recomendación’ de su padre (recordemos que las mujeres no podían tomar este tipo de decisiones sin la autorización de una figura masculina).

Mujeres anónimas: Marietta Robusti
Dama veneciana, de Marietta Robusti. Colección Real del Museo Del Prado. No expuesto.

400 años para autentificar una autoría real, imagina los nombres de mujeres anónimas que aún no conocemos.

Mujeres anónimas dentro de un equipo de trabajo

Caroline Herschel y su hermano William llegaron a identificar, JUNTOS, una gran cantidad de estrellas, cometas y demás constelaciones del sistema solar. Sin embargo, fue a William a quien se reconoció su labor en el campo de la astronomía. Caroline, pionera en ese campo y la primera mujer en descubrir un cometa tuvo que esperar hasta 1835 para ser reconocida como miembro de honor de la Royal Astronomy Society británica. Tenía 85 años.

Si buscas en Google quién descubrió el VIH, la primera entrada dice “fue Luc Montagnier y su grupo en el Instituto Pasteur, en París”. En ese «grupo» estaba Françoise Barré-Sinoussi, ambos (repito: AMBOS) fueron galardonados con el premio Nobel de Medicina o Fisiología en 2008 por este descubrimiento. Françoise ha sido una de las caras más visibles de la lucha contra el VIH a lo largo de todo el mundo, trabajando en diferentes sociedades y comités, e implantando programas y redes multidisciplinares en países como Camboya o Vietnam para crear centros de diagnostico y tratamiento de la enfermedad.

Françoise Barré-Sinoussi. Fuente de la imagen: Le monde Sin restricciones conocidas de derechos de autor

Si Lavoisier (la materia ni se crea ni se destruye… ) pasó a la historia como ”el padre de la química moderna” , hablemos más de “la madre”: Marie-Anne Pierrette Paulze formó equipo de trabajo con su marido. Era costumbre ver al matrimonio Lavoisier pasar la mayor parte de su tiempo libre JUNTOS en el laboratorio. Hasta ese momento, la química estaba dominada por la idea del flogisto, proveniente de la alquímica. Marie-Anne dominaba inglés, latín y francés y realizó traducciones sobre varios trabajos relacionados con el flogisto. Fueron sus traducciones y sus notas al pie en las que puntualizaba los errores químicos, lo que llevó a Antoine a estar convencido de que la hipótesis del flogisto era incorrecta y a orientar sus investigaciones hacia la combustión y el descubrimiento del oxígeno. ¿Quién de los dos salía en tu libro de química del instituto?

Anónimo era una mujer

Eso era lo que proclamaba Virginia Woolf. Y no tienes más que tirar de memoria y tratar de recordar cuántos nombres de mujer aparecían en tus libros de texto. En este video de Ana López-Navajas queda muy claro. Nos faltan referentes, pero no porque no existieran, ¿Has pensado alguna vez por qué Roseta Tharpe creó el Rock and Roll y fue Elvis quien se alzó con el título de rey? ¿Por qué no aprendimos que hubo una mujer comandante de un ejército en el siglo V a.C.? ¿O que existió un Escuadrón de aviadoras rusas, combatientes durante la II Guerra Mundial?

Vestido Anónimas de nuestra nueva colección.

Investiguemos, pronunciemos sus nombres. Que Anónimo deje de ser nombre de mujer.

3 respuestas a «Mujeres anónimas»

  1. Un post muy interesante, amenudo las mujeres han sido borradas de la historia y no está demás que en algún momento honremos su nombre y su memoria y que las nuevas generaciones de hombres y mujeres tengan la oportunidad de conocerlas, mucho antes que como en mi caso ( ya pinto canas), hayamos tardado tanto en descubrirlas. Gracias 🙂

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