¿Tienes días en los que te encuentras cansada y con pocas fuerzas? No estás sola. A nosotras, animosas e imparables, también nos pasa. Mira la fecha, hace un año que el coronavirus llegó a nuestras vidas y nos está pasando factura. Un año de restricciones de libertad, de distancia interpersonal y de nostalgia de antiguas rutinas. Podemos llamarlo “estar hasta los mismísimos ovarios”, la OMS lo ha llamado “fatiga pandémica”. Hemos consultado revistas de ciencia, a psicólogas profesionales y hemos puesto todo el optimismo del que somos capaces para escribir el post de hoy y contarte cómo luchar contra la dichosa fatiga pandémica, y cómo vencerla, claro. Sírvete un café, que te lo contamos, y luego nos dices tú cómo lo ves.
Qué es la fatiga pandémica
La Organización Mundial de la Salud ha denominado fatiga pandémica al cansancio y el desgaste consecuencias de un virus que nadie ve, pero que todas sabemos que está ahí.
Se produce por diversos motivos, y todos te van a sonar: El estado de alerta continua para evitar caer enfermas nos hace más propensas a la ansiedad. Súmale la situación económica y la incertidumbre. Súmale la privación de libertad, las quejas o el aburrimiento. Súmale además la preocupación por las personas vulnerables o la tristeza de la pérdida.
Todo lo que hemos dicho arriba escapa a nuestro control, pero aquí viene la buena noticia: podemos hacer frente a la fatiga pandémica a través de algunas prácticas relacionadas con el bienestar y el cuidado personal que sí dependen de nosotras. Allá vamos:
Reconoce y normaliza lo que sientes
Sentirse desganada, asustada, triste o enfadada en un contexto en el que una situación indeseada se prolonga sin fecha de término, mientras la vacunación sigue un proceso lento y aparecen nuevas cepas del coronavirus (¿hola?) es sencillamente, “normal” (repite con nosotras: sentirse así ES NORMAL)
Fuera culpas de una vez, ¡por favor!
Se va haciendo largo. Estos últimos meses están siendo muy duros para todas, y la sensación de culpabilidad por no estar al 100% no ayuda en absoluto. Ya te pasó en el confinamiento más estricto: tu vecina haciendo pan casero y aprendiendo a tocar la guitarra y tú sin fuerzas para abrir un libro. No repitamos primero de pandemia, fuera culpa, en serio. No vamos a insistir más con esto. Si te saltas un día, no pasa nada. Date el permiso para hacerlo.
Nuestro bienestar es prioritario
Necesitamos poner el foco en lo que depende de nosotras. Pensemos cada día en aquello que podemos hacer para sentirnos bien dentro de nuestras posibilidades y nuestros recursos. Realiza actividades que te recarguen de energía y buen rollo. Recupera hobbies, lee, juega, ríete y comparte tiempo agradable con la gente que quieres, aunque sea de manera virtual.
Nosotras hemos inaugurado un club de lectura para vernos virtualmente una vez al mes (vinito en mano) y hablar de temas no relacionados con el trabajo. También hemos creado una playlist compartida en Spotify, con canciones que nos cargan las pilas. Cris sigue bailando por zoom con sus compañeras de swing. Carol organiza un quiz virtual de cine con sus colegas cada sábado. Rebe y Mónica son ya casi profesionales del yoga en casa… ¿Nos compras alguna idea?
Autocuidado vs. fatiga pandémica
Igual que nos cuidamos físicamente cuando nos ponemos la mascarilla o atendemos las normas de seguridad, tenemos que cuidar nuestro bienestar interior. Así que pon en práctica, de verdad, lo que ya sabes en teoría:
- Establece rutinas de ejercicios, aunque sean sencillas, dentro o fuera de casa. La conexión entre la actividad física y el bienestar emocional es más estrecha de lo que piensas.
- Si es posible, pasea diariamente, el sol es una de las fuentes más importantes de vitamina D.
- Disfruta de una buena alimentación.
- Descansa. Dormir bien es imprescindible. Ciertas técnicas de relajación y de respiración como las que se hacen en yoga, por ejemplo, ayudan a conciliar mejor el sueño.
- No descuides la imagen personal. Aunque teletrabajes, aunque no te relaciones físicamente con otras personas, no caigas en la dejadez. La imagen que te devuelve el espejo es muy importante. Verte descuidada, por mucho que te quieras y te valores, está a un pasito de la tristeza.
Evita la saturación informativa
Ponte a dieta de noticias dañinas. Desconéctate de ciertas redes o de programas de televisión que te agotan o te enfadan. Y eso también en nuestras relaciones: Tenemos que evitar ciertas conversaciones en torno a la covid-19 o al miedo. No significa negar su existencia ni olvidarnos de su peligro, estar bien informadas es fundamental, pero alimentar ciertos mensajes acentúan el desgaste.
Adiós, fatiga pandémica. Hola presente en estado puro
No es cuestión de invocar al Club de las poetas muertas pero, amigas, “carpe diem”. El “aquí y ahora” es lo único que tenemos. Estar presentes, presentes y conectadas, valorar las pequeñas cosas, sentirnos agradecidas… todo eso ayuda en cantidad.
Estar en el presente es huir de los “y si…” Preocuparse por anticipado sobre lo que puede ocurrir provoca un gran desgaste emocional y físico e impide que, si llegan retos en el futuro, tengamos fuerzas suficientes para enfrentarnos a ellos.
Y estar en el presente es dejar de comparar nuestra vida de ahora con la que teníamos antes, porque vamos a salir perdiendo. Recurre a la táctica del judo: «Si te empujan, estira, y si te estiran, empuja». O sea, no te agotes, F L U Y E.
Quizá, como dice Laura Albiol la vida nos ha sentado en la silla de pensar para que caminar deje de ser un acto automático, “para que cuando podamos volver a besar, abrazar o a bailar en un concierto, comprendamos la magia que supone continuar con nuestra existencia.” Ahí es nada.
¿Cómo estás llevando tú estos días? Deja un comentario, te leemos. Gracias por estar aquí, con nosotras, en estos tiempos tan raros.
Tengo el mismo cansancio por la pandemia. Recupere sus fuerzas. Un abrazo 🙂