Deja que hoy te traigamos este dato curioso, para tu próxima reunión con amigas o tu próxima cita en un bar: La historia de la cerveza es totalmente femenina. Las recetas se pasaban de madres a hijas por generaciones y las mujeres tenían el control absoluto de la producción. Al parecer, Platón dijo que aquel que inventó la cerveza era un hombre sabio. Se equivocaba. En realidad, era una mujer sabia. La cerveza la crearon las mujeres. Nosotras y nuestra manía de rescatar nombres femeninos del olvido. Allá vamos.
La cerveza la crearon las mujeres
Ya hay registros de cerveza en el 2000 a.C., en los territorios de Sumeria, hoy Irán. Las mujeres eran las únicas que podían prepararla, la utilizaban en las ceremonias religiosas y como parte de la ración diaria de alimentos. En Egipto era preparada por las mujeres en un área especial bajo la supervisión de la señora de la casa.
En la sociedad vikinga añadieron ingredientes más “alternativos”, como el cornezuelo (un alucinógeno) con los efectos psicodélicos que puedes imaginar. Ellas crearon el concepto de bragg: ver el futuro estando bajo la influencia de esta variante cervecera. La delicadeza de estas recetas les dio a las mujeres que las preparaban un lugar especial en la sociedad, siendo consideradas como sacerdotisas.
En la Edad Media, la cerveza era parte fundamental de la dieta, y eran también las mujeres quienes se encargaban de su elaboración.
Santa Hildegarda de Bingen
Fue esta monja benedictina alemana del siglo XII quien tuvo la idea -además de ser teóloga, escritora y botánica (entre otras muchas cosas)- de añadir lúpulo a la cerveza, para conservarla y darle un toque de amargor. Hildegarda dejó por escrito unos descubrimientos que permitían almacenarla durante mucho más tiempo. Este avance le valió ser canonizada y considerada la santa patrona de la cerveza. Nuestros rezos a Santa Hildegarda.
La cerveza la crearon las mujeres…brujas
La cerveza se extendió por toda Europa, siempre controlada por mujeres, conocidas como alewives o brewsters. Y a ver si te suena la historia: preparaban cerveza en sus casas en un caldero, donde hervían el mosto y mezclaban los distintos ingredientes. Tenían gatos para ahuyentar a los ratones, los principales destructores de los granos de cereal. Cuando una mujer vendía cerveza en su casa, colgaba una escoba en la entrada para hacerla reconocible a posibles compradores, y cuando salían al mercado a vender su producto, llevaban sombreros puntiagudos para distinguirse entre la multitud y atraer clientes.
Exacto: esa cerveza que te vas a tomar, amiga, ¡la elaboró una bruja! Relacionar a las alewives con la brujería, permitía a los hombres justificar el control social sobre las mujeres y su producción.
Y llegó la Revolución Industrial
Perdimos protagonismo con la aparición de los gremios. Después, se industrializaron los procesos y esto hizo que la producción casera a manos de mujeres desapareciera en toda Europa. Brevemente, Durante la famosa Ley Seca en Estados Unidos, la elaboración de cerveza en el hogar (ilegal, bueno) volvió de nuevo a manos de las mujeres.
Pero en los años 50 y 60 se nos excluyó tanto de su elaboración como de su consumo. Los roles de género difundidos a través de la publicidad de la época crearon una imagen de la cerveza como una bebida exclusivamente masculina…y hoy, bueno, haz la prueba y ve con un amigo a un bar, pedid un refresco y una cerveza, y a ver qué os sirven a cada uno.
Brindemos por todas las mujeres que a lo largo de la historia han contribuido a la popularización de la cerveza y también por las que hoy en día trabajan en el sector. ¡Salud, compañeras!