¿Alguna vez te han corregido cuando estabas hablando sobre un tema del que tienes conocimientos? ¿O se te ha cuestionado una experiencia personal por el hecho de ser mujer? Si la respuesta es sí, puede que hayas sufrido de mansplaining (o por qué los hombres me explican cosas, para que nos entendamos).
El mansplaining (o por qué los hombres me explican cosas) es una de las formas en las que el machismo se manifiesta en nuestra sociedad. Concretamente en forma de hombre que, ignorando la posibilidad de que su interlocutora tenga más conocimientos sobre la cuestión, decide dar una lección no solicitada. El término se popularizó gracias al ensayo de Rebecca Solnit titulado «Los hombres me explican cosas». El libro parte de la propia experiencia de la autora al encontrarse con un hombre que, en el pleno uso de la razón, decidió explicarle a la autora su propio libro. A lo que ella ingenuamente respondió pensado que quizás estaría hablando de otro libro, con igual título, publicado en las mismas fechas. El patriarcado nos ha echo creer que cualquier opinión masculina es validada sola por si misma, por lo que terminamos por dudar de nosotras mismas. Y eso, amiga, es hora de frenarlo.
Otros ejemplos de mansplaining son los consejos no solicitados, conversaciones monopolizadas por uno o varios hombres, que te aleccionen sobre tu trabajo en circunstancias en las que no se solicita o no tomar en serio la opinión o el criterio de una mujer.
Mansplaining o gaslighting
Es hora de introducir un nuevo término, el gaslighting. Es conveniente que aprendas a diferenciarlo porque así como el mansplaining es un micromachismo, el gaslighting es una técnica de manipulación. En la que al contrario que la primera en la que se impone un criterio, en la segunda se hace dudar a la victima de su propio juicio o memoria. Lo grave de está técnica de manipulación es que puede pasar inadvertida, pero sus efectos se extienden a largo plazo. Como por ejemplo, haciéndole creer que no puede tomar decisiones propias o que no tiene la capacidad para ello. Cayendo aún más en los brazos de su maltratador.
Mansplaining y manspreading, aprende a diferenciarlos
Otro de los términos con los que se confunde es con el de manspreading. Esto empieza a parecer un trabalenguas pero es necesario saber la diferencia. Este nuevo término hace referencia a la tendencia de algunos hombres por ocupar el máximo espacio posible, aunque esto suponga la incomodidad de los otros. Podrás verlo en el metro en ese hombre que se sienta con las piernas abiertas ocupando dos espacios o dos reposabrazos. Este es un micromachismo tan extendido que el Metro de Madrid y el Metro de Bilbao han iniciado campañas de concienciación para evitar esta práctica tan poco cívica.
Como evitar el mansplaining (o por qué los hombres me explican cosas)
No existe una fórmula mágica que lo haga desaparecer pero aprender a detectarlo es vital, sobretodo en las organizaciones y empresas. Contar con un ambiente en el que no solo se acepte sino se valore la creatividad y la valentía por expresar una opinión diferente es importante. Si eres la jefa, deberás estar atenta a estos comportamientos para frenarlos y ayudar a que el equipo se comunique mejor. Si eres compañera, puedes frenar este micromachismo reforzando a tu compañera, recordando que cuenta con cierta formación o haciendo recordar al grupo que esta trabajadora es una gran apasionada del tema.
El mansplaining no es sino otro escenario en el que debemos de estar atentas para ayudar de forma positiva a amigas y compañeras que puedan estar pasándolo mal. ¡Apliquemos una vez más la sororidad! Cuéntanos, ¿tienes alguna experiencia que encaje en este fenómeno o has tenido que echar una mano a alguna compañera al respecto?