Gerda Taro, los otros ojos de Robert Capa

Vamos a echarle la culpa a Instagram de esa horita que perdemos al día viendo el mundo a través de los ojos de las demás o publicando nuestra forma de ver el mundo. El caso es que vivimos rodeadas de imágenes, con una cámara siempre en el bolsillo, atentas a cualquier suceso digno de recordar. ¡Nunca nada ha sido tan documentado y compartido! ¿Será porque en todas nosotras vive una fotógrafa? Ya sea de la vida cotidiana como Vivian Maier, de acción como Lee Miller, o igual tú eres más reportera, como Sofía Casanova. Sea cuál sea tu preferencia, hoy te invitamos a conocer a estas mujeres, empezando por Gerda Taro, los otros ojos de Robert Capa. Una mujer con una vida corta y apasionante que no podemos permitir que caiga en el olvido.

Gerda Taro, una fotógrafa de acción

Quizás su nombre no te diga nada o te suene descabellado que en verdad no se llamara así. Gerta Pohorylle tenía la capacidad de adaptación de los que se han visto obligados a sobrevivir. Nacida a principios del siglo XX en Alemania dio pruebas de un fuerte carácter desde temprana edad. A sus 23 años acabaría en la cárcel acusada de haber distribuido propaganda anti nazis en Leipzig. Gerda no se retractó de sus hechos, es más, se convirtió en una lideresa para sus compañeras de encierro, repartiendo cigarros y cantando canciones americanas. Cuando sale de la cárcel Hitler había ganado las elecciones y era el nuevo canciller de Alemania. La escalada de violencia hace que Gerda tome la decisión de mudarse a Francia.

París era el destino ideal para una mujer de sus convicciones. Las tertulias en los cafés le permite tomar contacto con los intelectuales de la época. Allí conoce a Andre Friedmann, el también fotógrafo que se convertirá en su pareja. Su estancia en la ciudad de las luces duro poco más de un año, momento el que la pareja decide viajar a la España de 1932

Los suyos debían de ser unos ojos hechos para la cámara, pues rápidamente supo ver que lo que sucedía a su alrededor merecía ser conservado. Con su cámara de fotos como medida de protección viajó por toda la península retratando personas y sucesos históricos difíciles de imaginar. Pero el talento no era suficiente para ganarse el respeto de sus semejantes.

Gerda Taro y Andre Friedmann
Gerda Taro y Andre Friedmann

Robert Capa o el gran fotógrafo que nunca existió.

Juntos se lanzaron a la aventura, aproximándose a la acción y, porque no decirlo, buscando su momento de gloria. Pero son conscientes de su status cómo refugiados judíos, por ello y con el objetivo de vender sus instantáneas, inventan a Robert Capa. Un supuesto fotógrafo millonario americano que nunca nadie ha visto pero que consigue las mejores fotografías. De ahora en adelante ambos firmarán sus fotos con este pseudónimo, lo que con el tiempo repercutirá en el reconocimiento de Gerda. Mientras tanto Taro le irá diciendo a Friedmann como vestir y actuar a la vez que pondrá excusas a los periodistas que llaman para conocer al aclamado fotógrafo.

gerda taro

Lamentablemente, Gerda fallecería con sólo 26 años en medio de una contienda durante la Guerra Civil. Una muerte temprana que le robo un reconocimiento más que merecido. De las fotografías de Capa se llevó el crédito Friedmann, que ya contaba con cierta reputación como fotógrafo.

La figura de esta mujer que rompió moldes siendo considerada por muchas como la primera reportera de guerra quedó plasmada en Robert Capa y las características de sus obras. Inaugurando un nuevo estilo fotográfico libre de posados que dio pie a la creación de la mundialmente conocida Agencia Magnum. La necesidad de independencia fue el slogan de su vida, tanto así que rechazo la propuesta de matrimonio de Andre en alas de su libertad.

La Maleta Mejicana

Las fotos de Gerda Taro tenían una característica rastreable: eran cuadradas. Una limitación de la cámara réflex de la época que no sirvió de aviso para aquellos académicos de la fotografía que no dudaron en acreditar la autoría de todas las instantáneas firmadas como Capa a su compañero masculino. Hipótesis que se mantuvo hasta la aparición de la llamada Maleta Mejicana en 1995, aunque sigue siendo frecuente que se cite a Capa como autor de las obras aún hoy en día.

Tras casi 70 años miles de negativos junto a su documentación aparecían en Mexico dentro de una maleta corroída por el tiempo, posiblemente propiedad de un antiguo embajador. Como fue a parar a América aún sigue siendo un misterio que a resuelto otro, el de la autoría de las imágenes. Cómo si de una capsula del tiempo se tratase, este archivo de incalculable valor aportaría las pruebas finales que nos han llevado a Gerda Taro.

El conjunto de instantáneas se perdió en la improvisada huida de Freimman del avance alemán sobre Europa y es un auténtico milagro que se conservara hasta nuestro tiempo. 126 rollos y 4,500 negativos entre los que destacan imágenes de Ernest Hemingway, Federico García Lorca, Pablo Picasso o Joan Miró.

El legado femenino

Hubo muchas otras mujeres que jugaron un papel muy activo en la fotografía, contribuyendo a su difusión, e incluso lanzándose a experimentar con ella. Mujeres cuyos nombres han sido borrados de la historia y no aparecen en ninguna lista de referentes fotográficos. Algo imperdonable con solo echar un vistazo a lo que hicieron (y en qué época y contexto lo hicieron).

Mujeres como Vivian Maier , una niñera anónima de Nueva York hasta que a su muerte se descubrió un valioso tesoro de decenas de miles de fotografías. La enigmática Maier deambuló por las calles de Nueva York y Chicago en la segunda mitad del siglo XX e hizo decenas de miles de instantáneas que, descubiertas por azar, la han situado entre las grandes de la fotografía. Recorrió las calles de la gran manzana de la mano de los niños que cuidaba con su cámara siempre colgada al cuello (son famosos sus autorretratos reflejada en cristales o espejos).

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Pasamos de la cámara a la máquina de escribir con Sofía Casanova. Esta coruñesa merece un lugar destacado en nuestro blog. Considerada la primera corresponsal de guerra española. Sofía era una mujer fuera de serie, conocía 6 idiomas y había viajado por media Europa cuando recibió el encargo de escribir para distintos periódicos. Se había separado y tenía dificultades de visión pero esto no la limito sino que la impulso para buscar su voz.

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Sofía Casanova observo horrorizada como se levantaban campos de concentración en territorio polaco, vivió la muerte de Rasputín y llego a entrevistar a Trotski. El reconocimiento llego de la mano de la Real Academia Gallega cuando la nombraron miembro en 1906. Pero cómo dijo en su momento Xosé Ramon Barreiro «Lo más importante es que fue capaz de romper la coraza del matrimonio, fue capaz de liberarse, de darse cuenta de la opresión de la mujer».

Cuéntanos, ¿Conocías estos referentes? ¿Quieres hablarnos de algún otro? Anímate, te leemos en los comentarios.

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